Había hojas sueltas, sobre el suelo estaban tiradas. No formaban ni una rama, estaban desordenadas.
Recogió las hojas con arrogancia y las pegó rápido con engrudo. Formó una bola fea e inestable. Hizo lo más que pudo.
No tenía ramas, tallo, ni raíces; lo que había diseñado. Pero exclamo presumida ¡Que hermoso árbol he creado!
Después encontró letras sueltas, en su mente floja y cansada. No formaban palabras, estaban desordenadas.
Unió las letras con vanidad, rápido y sin pensar. La gramática española, se dio el lujo de ignorar.
No tenía ortografía, ni sintaxis; lo que había ingeniado. Pero exclamo engreída
¡Que hermosa poesía he creado!
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