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lunes, 8 de noviembre de 2010

El uso de armas en el combate a la delincuencia. Por David Gómez Salas

Cuidado querido lector, no caiga en las trampas que tienden los promotores de la violencia. No es cierto que únicamente se pueden hacer dos cosas: (1) Combatir la delincuencia a balazos, como hasta ahora; (2) No hacer nada.

Los promotores de la violencia se apresuran a declarar que el único camino para combatir la delincuencia es el uso de la fuerza. Todos sabemos que en la vida las opciones son múltiples.

Nadie quiere que se repliegue el Estado en la lucha contra la delincuencia. El deseo generalizado es que se aplique una estrategia más eficaz. Que atiendan también las causas y no solo se reaccione a los efectos. Hay varias formas (preventivas y correctivas) de combatir la delincuencia, estas formas no se excluyen. Se deben aplicar al mismo tiempo.

El uso de la fuerza armada permite a las autoridades contener la violencia de la delincuencia; y conduce a una carrera armamentista. Cada día gobierno y delincuencia tienen más combatientes y armamento más poderoso. Así son las guerras.

La pobreza, el desempleo, el bajo nivel cultural de la población, la corrupción, la impunidad, el abuso y cinismo de políticos, los pésimos gobernantes, los excesos de los poderosos, la cultura de la transa y del engaño; entre otros males, ocasionan que la mayoría de las personas tenga como objetivo de vida: la adquisición de riquezas materiales. ¿No favorece esto, la búsqueda del dinero fácil? ¿No abona a favor de la delincuencia?

Los ciudadanos no confían en la policía, les temen. Sus abusos y prepotencia, los hacen ser odiados. Y cuando escuchan noticias que informan sobre ex policías que cometieron actos delictivos, los ciudadanos confirman que tienen a razón en desconfiar de ellos. ¿Combaten o apoyan a la delincuencia organizada?

Con el pretexto del combate a la delincuencia organizada, la policía actual porta armas de alto calibre y su presencia intimida a la población. Aún con estás armas poderosas, muchas veces no están mejor armados que la delincuencia organizada. A los fabricantes de armas a nivel internacional, les convienen las guerras. Les venden a todas las partes en conflicto. ¿Vale la pena invertir en armas, en lugar de invertir en educación?

Cuando los políticos ocupan un cargo público se asignan sueldos altísimos, totalmente alejados de los sueldos promedio de la población. Ganan en un mes, lo que ganan los campesinos en diez años. Gran parte del presupuesto se gasta en los altos sueldos, reduciendo recursos a la educación, al cuidado de la salud, a la cultura, al desarrollo de la ciencia y de la tecnología. No existe un político con imagen de honesto, pero ellos se niegan a reconocerlo.

Sin ciencia y tecnología, estamos condenados a ser, en su mayoría, un país de empleados. De mano de obra barata. Incluso lo que llaman mano de obra especializada, es en muchos casos aplicación de habilidades manuales o técnicas, con alcances limitados, que requieren solo una capacitación específica, no más. Un país de empleados, es un país vulnerable, dependiente. Con mala calidad de vida para la mayoría, es un ambiente que favorece el desarrollo de la delincuencia.

Gastando más en armas y policías que en educación se garantiza la producción de desempleados en actividades lícitas. Lo cual favorece la generación de empleo en actividades ilícitas. Los desempleados por necesidad y otros por ambición, intentarán ganar dinero ilícito para alcanzar los niveles de vida que se anuncian en la televisión.

La producción, distribución y venta de drogas de manera clandestina, eleva los costos de la droga. Los altos riesgos elevan las utilidades. Las grandes utilidades favorecen el crecimiento del mercado, porque disponen de más recursos económicos para inducir el consumo.

Además, las organizaciones creadas para producción, distribución y venta de drogas, permiten comercializar otros productos e incursionar en otros negocios.

Querido lector ¿Con balazos se podrá terminar la delincuencia?

viernes, 13 de agosto de 2010

El rumbo del país Autor David Gómez Salas

El rumbo del país
Autor David Gómez Salas

Hay que avanzar en investigación. El progreso no vulnerable depende del conocimiento. Solo el conocimiento es capaz de proporcionar bienestar y calidad de vida a la población. Solo el conocimiento permite dar los grandes saltos tecnológicos y encontrar soluciones viables. No se puede medir el progreso en función del consumismo.

Para ser un país con ciudadanos sanos, cultos, productivos y menos violentos; para alcanzar un ambiente más seguro (con menos delincuencia); para resolver las dificultades que vive el país, urge desarrollar la capacidad para atender la salud y la educación. En necesario impulsar la investigación científica, la educación superior, el desarrollo tecnológico, el arte y la salud de la población.

Es necesario contar con un programa de gobierno que atienda en forma permanente la formación de científicos en temas trascendentes para la nación. Avanzar en biología celular, en genética, en energías no contaminantes, en desarrollo sustentable, en telecomunicaciones y otras ramas de la ciencia. Es urgente, encontrar más caminos para dar soluciones a nuestros problemas. No hay que conformarse con ir copiando lo ensayado en otros países. Claro que no es malo conocer lo que han hecho en otros países, pero no es el único camino.

No puede existir desarrollo para unos cuantos, rodeados de miseria e ignorancia. No pueden existir grandes zonas del país con graves atrasos sociales y unas cuantas áreas industriales o turísticas. No pueden existir tales extremos. No podemos aspirar a ser un país de mano de obra para las transnacionales. Peor aún no podemos propiciar el desempleo.

Porque eso se está haciendo al no impulsar en nuestro país, la educación, la investigación, el desarrollo tecnológico, las humanidades y el arte. Se está limitando el desarrollo de las personas y se les condena a depender de otros, a ser vulnerables. Igual al país.

jueves, 27 de mayo de 2010

Política y poder. Autor David Gómez Salas

Pensando en el ambiente político actual, que se habla de crisis y austeridad, que las esposas de los gobernantes toman las decisiones, y que los gobernantes están solos y rodeados de enemigos que no le informan bien; deseo platicar la historia siguiente:
Un Senador creía ser la voz de los hombres honrados y enemigo supremo de la corrupción, por lo que propuso leyes para contribuir a la austeridad en la administración pública y a disminuir los lujos en el gobierno. Decía que sus leyes ayudarían al país, a sobreponerse de la crisis que vivía en esos años.

Aún cuando públicamente varios actores de la clase gobernante aparentaban apoyar las propuestas del Senador; en privado lo repudiaban, y no lo invitaban a sus reuniones y fiestas privadas.

El Senador promovió leyes que establecían fuertes impuestos para gravar los artículos lujo y las joyas, y con esas leyes se desarrolló el mercado negro, que se extendió hasta ser más importante que el mercado legal.

El Senador en cuestión era abstemio, por lo que muchos decían que era un hombre amargado que quería prohibir todo lo que representaba placer.

El Senador era misógino y promovía, en diferentes formas, que las mujeres no lucieran joyas y estuvieran siempre bajo la autoridad del marido; por lo que las mujeres de alta sociedad decían que no acudirían a las fiestas en que fuera invitado este Senador. Las mujeres que no eran de alta sociedad, tampoco lo invitaban a sus fiestas, ya que el Senador era un hombre rico y poderoso, ajeno al pueblo.

Sus amigos(pocos) y sus enemigos (muchos), le decían que si algún día pretendía cambiar el mundo, antes tendría que aprender que las mujeres como aliadas no tienen precio y como enemigas son implacables. Sin su ayuda poco a nada se consigue. Simplemente no hay nadie que haya llegado lejos, sin tener a su lado una mujer fuerte. Los hombres de poder que ignoran a las mujeres, son cadáveres políticos, le decían.

Los que deseaban escalar el poder sabían bien que necesitaban relaciones para alcanzar las altas esferas. Así que el Senador no podía negar su interés por ser invitado a las reuniones sociales más relevantes.

Las leyes que promovió el Senador causaron muchos problemas y finalmente fueron derogadas. Con sus leyes y declaraciones el Senador había ofendido a las mujeres y a los hombres de poder, quienes únicamente tenían memoria para recordar las ofensas. Así que años después cuando dejó ó perdió el poder, fue ignorado por políticos y poderosos.

El Senador, en desgracia, se quejaba de que estaban siendo gobernados por mujeres, esposas de los gobernantes, y probablemente por un hombre solitario rodeado de enemigos. Pensaba que eso estaba ocurriendo en el poder.

El Senador también había ofendido al ciudadano común, pero el pueblo poco se enteraba de lo que sucedía en el Senado. El pueblo encontraba la forma de no cumplir con las leyes que consideraba injustas, como las leyes que el senador promovió para el cobro de impuestos.

Han pasado muchos años desde la época en que existió el Senador a que hace referencia este relato. A propósito he evitado mencionar su nombre desde el principio del artículo.

El nombre del Senador fue Cayo Oppio, político romano famoso por su ley contra el lujo de las mujeres romanas, la Lex Oppia. Vivió aproximadamente 200 años antes de Cristo.

Estimado lector, espero que la historia anterior les haya resultado interesante e invite a la reflexión. El relato, como todos los que existen sobre esa época, no es real. Está tomado de una novela que se llama Los ojos de Aníbal, escrita por Albert Salvado. Hasta la próxima.

Incomunicados. Autor David Gómez Salas

Recorrí por carretera la ruta Aguascalientes-Calvillo-Jalpa-Tlaltenango, con la idea de visitar el poblado denominado Bolaños; el cual se localiza al sur poniente de Tlaltenango, a una distancia de 25 kilómetros, medida en línea recta.

El último tramo, de Jalpa a Tlaltenango, tiene una longitud de 60 kilómetros a través de bellas montañas, con encinos, madroños y pinos; la parte mas alta de este recorrido se alcanza aproximadamente a la mitad, es decir a 30 kilómetros de Jalpa y de Tlaltenango. Por esta razón siempre existe la posibilidad de ver desde arriba, las montañas más bajas y los extensos valles. Recorrer esta carretera equivale a estar en el cine y ver una película con paisajes maravillosos y aire limpio.

Tlaltenango es un poblado de aproximadamente 40,000 habitantes, no es grande a pesar de ser un poblado antiguo según se observa en la arquitectura colonial de sus iglesias. Cuenta con varios negocios a través de los cuales la población recibe los envíos de dinero, que hacen sus familiares que viven en los Estados Unidos.

Los habitantes de Tlaltenango son amables con los visitantes. Si un visitante solicita informes, tienen el don de acompañar sus respuestas con una sonrisa; y dar informes precisos. Deseo que los familiares de los Tlaltenanguenses, que viven en los Estados Unidos, reciban un trato similar.

Me informaron que debido a las lluvias el camino no pavimentado de Tlaltenango a Bolaños, está en muy malas condiciones, así que no era conveniente seguir el recorrido. Si este camino estuviera pavimentado, y si existiera una carretera de Bolaños a Huajimic (45 kilómetros), entonces se podría viajar de Aguascalientes a Tepic por esta ruta; y se beneficiaría toda la zona centro-norte de la República, principalmente los Estados de Nayarit, Jalisco, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro.

La zona de Tlaltenango a Huajimic, no es una zona desértica, cuenta con agua y suelo fértil; sin embargo está olvidada por los Gobiernos de los Estados de Nayarit y Jalisco, y por el Gobierno Federal. Considerando una distancia de norte a sur de 100 Km y una distancia de oriente a poniente de 80 Km; en esta superficie de aproximadamente 8,000 kilómetros cuadrados, no existen carreteras pavimentadas.

Estimado un lector, espero tenga la oportunidad de consultar un mapa con información de las carreteras de la Republica Mexicana y observar esta región que se localiza entre las coordenadas de 21 grados a 22.5 grados altitud norte; y de 103.5 grados a 104.5 grados latitud poniente. Es una de las zonas más incomunicada del país.

Generalmente los gobiernos estatales se preocupan solamente en comunicar la capital de su Estado con las principales cabeceras municipales, pero la comunicación entre localidades que pertenecen a distintos Estados no es atendida adecuadamente, porque no contemplan una visión regional. En estas situaciones se requiere la intervención del Gobierno Federal, quien tiene la obligación de procurar el desarrollo equilibrado de todo el país.

Me comentaba un amigo que fue maestro de la Facultad de Química de la UNAM, que su padre impulsó la idea de construir una carretera de Aguascalientes a San Blas, y que él está convencido de los beneficios socioeconómicos que representa esta carretera para la región y el país. Varios catedráticos y políticos de Aguascalientes también opinan de esta forma; sin embargo, sienten que es una idea vieja que ha sido archivada. Siempre hubo argumentos a favor de la construcción de esta carretera, lo malo fue que estos argumentos se utilizaron muchas veces en las campañas políticas, hasta que se perdió la credibilidad.

Por lo anterior varios políticos que vivieron las experiencias de las promesas incumplidas, no se atreven a mencionar el proyecto de la carretera Aguascalientes- Tepic. A pesar que actualmente hay avances que pueden ser aprovechados, como es el tramo de carretera Aguascalientes -Tlaltenango, que puede ser transitada con diferentes niveles de seguridad. De alguna manera ya existe esta valiosa carretera pavimentada, y solo requiere algunas adecuaciones para hacerla más segura. Por ejemplo: proteger las zonas de derrumbes, controlar el cruce de ganado y corregir las curvas más peligrosas.

jueves, 13 de mayo de 2010

EN AGUASCALIENTES SE SOBREEXPLOTA EL AGUA SUBTERRÁNEA. Autor David Gómez Salas

• Si no se atiende este problema, hay riesgo de limitar el desarrollo
• Compiten por el agua: agricultura, población, industria y otros usos.
• Fugas de agua en sistemas de riego agrícola y en sistemas de agua potable.
• Se especula con los derechos de uso y explotación de las aguas nacionales


Se ha dicho con frecuencia, por funcionarios federales, estatales y municipales, así como por expertos de las Universidades y por organizaciones no gubernamentales, que el agua limitará el crecimiento de nuestro Estado.

El problema es muy conocido ya que los cinco acuíferos subterráneos del Estado de Aguascalientes, están sobre explotados, razón por la cual mediante Decreto Presidencial del 24 de mayo de 1963 se estableció veda para nuevos aprovechamientos. Es decir ya no se autoriza extraer mas agua.

El Programa Hidráulico del Estado de Aguascalientes 2000-2025, que dice: la disponibilidad de agua por habitante en el Estado de Aguascalientes, considerando el agua de los ríos, presas, lagos y el agua subterránea, es estimada en 590 metros cúbicos por año. El promedio nacional de disponibilidad de agua por cada habitante es de 4,900 metros cúbicos por año... ¡ más de ocho veces la disponibilidad que tenemos en nuestro Estado !.

Bueno para nadie es desconocido que de nuestro Estado tiene un clima semidesértico; sin embargo, lo maravilloso es el desarrollo económico alcanzado con estas condiciones.
Se estima que en nuestro Estado a través de pozos, se extrae cada año 547.2 millones de metros cúbicos de agua subterránea, que se utilizan de la siguiente manera: 390.0 millones de metros cúbicos para uso agrícola, 124.0 millones de m3 para uso público urbano. 19.8 millones de metros para uso pecuario, y 13.4 millones de m3 para usos industrial y de servicios.

Pero, que significan estas cifras? Sí la red de agua potable suministra a nuestra casa 200 litros diarios por cada habitante, entonces las cifras anteriores significan que:

El agua extraída para uso agrícola, equivale a suministrar agua potable a 5.3 millones de habitantes: el agua extraída para uso público urbano, equivale a suministrar agua potable a 1.6 millones de habitantes; el agua extraída para uso pecuario, equivale a suministrar agua potable a 270 mil habitantes; y el agua extraída para industrial y servicios, equivale a suministrar agua potable a 180 mil de habitantes.

Pero, sí solo somos aproximadamente un millón de habitantes en el Estado y cerca del 3% no tiene servicio de agua potable, ¿porqué se extrae tanta agua para las redes urbanas de agua potable?,... por las fugas. Se escapa de la red prácticamente la mitad del agua que se extrae de los pozos. El sistema de tuberías y conexiones que se utiliza para distribuir el agua potable a la población, no es hermético, tienen diversas fallas. El agua que sale por las fallas de la red, no regresa al acuífero pues este se encuentra a mas de 100 metros de profundidad, así que el agua se evapora y antes de recorrer esta profundidad.

El mayor consumidor del agua es el uso agrícola, para este uso se extrae, mediante pozos, mas del triple del volumen que se extrae para uso publico urbano. En el riego agrícola es donde se pueden lograr los ahorros de mayor magnitud.

De acuerdo a las lluvias y las características del suelo y subsuelo de nuestro Estado, el volumen disponible de agua subterránea es de 300 millones de metros cúbicos al año y sin embargo se extraen al año 547 millones de agua subterránea, es decir hay una sobre explotación de 247 millones metros cúbicos que ocasiona que el agua subterránea esté cada vez a mayor profundidad.
Por lo anterior, a veces disminuye significativamente la extracción del agua en los pozos existentes y se hace necesario profundizarlos o substituirlos con pozos nuevos que se perforan a mayor profundidad.
Aunque en general, la calidad del agua en los acuíferos es de buena calidad y cumple con las normas para agua potable, en algunos pozos se han detectado elementos que las sobrepasan en pequeñas cantidades. Entre más se sobre explote el acuífero y se extraigan aguas fósiles, hay mas probabilidades de extraer agua de mala calidad.
Otro problema provocado por la sobreexplotación del agua subterránea es la aparición de fallas geológicas.

Al continuar con la sobreexplotación del agua subterránea, se están creando condiciones para que en el futuro se presente una fuerte crisis, en que la escasez del agua limite el desarrollo de Aguascalientes.

Por eso se requiere que los volúmenes de aguas nacionales subterráneas concesionados disminuyan año con año, hasta que todas las concesiones otorgadas en el Estado, sumen en total 300 millones de metros cúbicos al año.

Realmente no se puede asegurar que el agua esté siendo usada con eficiencia en la agricultura, pues las fugas en la conducción y distribución del agua, y las perdidas por evaporación son cuantiosas. En la agricultura y en el abastecimiento del agua potable a las ciudades las eficiencias son muy bajas.

Me comentaban que varios agricultores tienen que bombear agua sin utilizarla para evitar que les disminuyan el volumen concesionado. Que era injusto que al no usar, por varios años, todo el volumen concesionado por la CNA (Comisión Nacional Del Agua), esta dependencia les renovara la concesión con menor volumen, que la disposición legal que apoyaba esta acción castigaba la eficiencia.

Lo que yo recuerdo es que en 1992, 1993 y 1994 la CNA promovió el Registro Publico de los Derechos de Agua (REPDA), anunciando que todos los que tuvieran un pozo lo registraran, que el registro sería gratuito, que el usuario declararía el volumen que estaba extrayendo, y que la concesión se daría de acuerdo a las declaraciones de los usuarios. Todo esto para poder crear un padrón de usuarios de las aguas nacionales. Todo se basó en la palabra del usuario.

El resultado fue que en muchos casos se declararon volúmenes de extracción mayores a los reales y que así se otorgaron las concesiones. El problema fue que la suma de todos los volúmenes concesionados al crearse el REPDA, fue mayor al volumen de las aguas nacionales disponibles en el Estado.

Por eso creo que no se debe generalizar, habría que ver caso por caso, ver quienes modernizaron sus sistemas de riego, ver cual es la superficie con riego y verificar quienes están haciendo un uso más eficiente del agua.

Pero hay quienes siembran menos cada año y no requieren toda el agua concesionada. Otros que desde el principio solicitaron la concesión por un volumen mayor al real requerido, para posteriormente ganar dinero con la transmisión de los derechos de uso y explotación de las aguas nacionales. En ambos casos para mantener los volúmenes concesionados bombean y tiran el agua sin usarla, anteponiendo el interés personal al bien común. Contribuyen a que la sobreexplotación del agua subterránea continúe.

¿Cómo será el futuro de Aguascalientes?. Autor David Gómez Salas

¿Disminuirán las defunciones por enfermedades del corazón?
¿Los jóvenes de 14 años o más, abandonarán menos la escuela?
¿Disminuirá el consumo de drogas?
¿Disminuirán índices delictivos como el robo?
¿Habrá nuevas oportunidades de desarrollo económico?

En el año 2000, el Estado de Aguascalientes tenía 944, 285 habitantes y cerca del 80% era menor a 41 años.

En el año 2001 las enfermedades del corazón se convirtieron en la principal causa de defunción en el Estado.

En el año 2000, se observó: que a partir de los 14 años de edad, la población asiste menos a la escuela; que el delito de fuero federal más frecuente fue el de narcóticos; y que el delito del fuero común más frecuente fue el robo.

Se observó, que en el periodo comprendido del año 1995 al año 2001, no hubo crecimiento en los grupos económicos de: Minería; Textiles, prendas de vestir e industria del cuero; Industria de la madera y sus derivados; Papel y sus derivados; Imprentas y editoriales; Sustancias químicas; Derivados del petróleo; Productos de caucho y plásticos; Productos de minerales no metálicos; Industrias metálicas básicas; Construcción; y Electricidad, gas y agua.

Según lo observado del año 1990 al año 2000, podemos suponer que del año 2000 al año 2004, la población creció anualmente 1.8%, y en consecuencia actualmente ya somos prácticamente un millón de personas. Sí continua esta tasa de crecimiento durante los próximos 31 años, en el año 2035 seremos cerca de un millón 800 mil habitantes...

Ante el panorama que se presenta con los datos anteriores, pido al lector, conteste para si mismo, las preguntas planteadas al principio de este artículo: ¿Como será el futuro de Aguascalientes?... ¿Disminuirán las defunciones por enfermedades del corazón?... ¿Los jóvenes de 14 años o más, abandonarán menos la escuela?... ¿Disminuirá el consumo de drogas? ¿Disminuirán índices delictivos como el robo?... ¿Habrá nuevas oportunidades de desarrollo económico? …

Desde el punto de vista económico, el desarrollo de la sociedad requiere individuos sanos, creativos, capacitados, trabajadores y perseverantes, con aspiraciones individuales que no lesionen los derechos de terceras personas, que no destruyan el medio ambiente y no afecten a las futuras generaciones.

Sí la salud de la población es la base sobre la que descansa el progreso, entonces,…
Se requieren programas públicos y privados de Medicina Preventiva, para mejorar el estado físico y atlético de la población, el valor nutrimental de los alimentos que consume; y disminuir el estrés. De esta manera se elevará el nivel de calidad de la vida cotidiana. Esto se podrá realizar por medio del sistema educativo formal y a través de programas comunitarios populares.

También se requiere construir más Infraestructura para que la población realice ejercicio y actividades de esparcimiento, a fin de mejorar y mantener la salud del sistema cardiovascular; y en general de todo el cuerpo humano.

En principio hay que modernizar el marco legal y la administración publica para que apoye, o al menos no obstaculice, la inversión en servicios de medicina preventiva y el desarrollo de esta actividad económica.

Los recursos económicos y financieros para llevar a cabo Programas de Medicina Preventiva, se recuperan rápidamente por varios caminos: a través de las cuotas de los servicios; por el incremento de la productividad y en consecuencia el nivel de ingreso; por lo ahorros en gastos médicos por enfermedades; por ahorros al disminuir la delincuencia; por contribuir a disminuir los accidentes viales, el alcoholismo y las riñas; por los beneficios al atraer inversiones a un lugar seguro y con calidad de vida; otros asociados al crecimiento económico.

Además, la íntima relación que existe entre la salud y el deporte, permitirá llevar a cabo un programa de Turismo Deportivo y de Congresos, que generará empleos y otros beneficios económicos, del cual hablaremos en otro artículo.

El lector, podrá encontrar los datos aquí mencionados, en el Anuario Estadístico de Aguascalientes, INEGI, y en la página de Internet de INEGI.

sábado, 13 de marzo de 2010

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO. Autor: David Gómez Salas

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO

Autor: David Gómez Salas

CONTENIDO

1. SENTIMIENTOS DE LA NACIÓN

2. ACTA DE INDEPENDENCIA ORIGINAL DEL IMPERIO MEXICANO

3. HIMNO NACIONAL Y LA TRAICIÓN DE SANTA ANNA

4. HISTORIA DE UN CENTENARIO FORZADO

5. LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO Y LA EDUCACIÓN

6. EXTRAVÍOS EN LA VIDA INDEPENDIENTE

PARTE UNO. SENTIMIENTOS DE LA NACIÓN

Autor: José María Morelos

23 puntos dados por José María Morelos para la Constitución. 14 de septiembre de 1813

1.- Que la América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía, y que así se sancione dando al mundo las razones.

2.- Que la religión católica sea la única sin tolerancia de otra.

3.- Que todos sus ministros se sustenten de todos y solos los diezmos y primicias, y el pueblo no tenga que pagar mas obvenciones que las de su devoción y ofrenda.

4.- Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los obispos y los curas, por que se debe arrancar toda planta que Dios no plantó: Omnis plantatio quam non plantavit Pater meus celestis erradicabitur (Todo lo que Dios no plantó se debe arrancar de raíz). Mateo Capítulo XV.

5.- Que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las provincias en igualdad de números.

6.- Que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos.

7.- Que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo los más antiguos para que ocupen el lugar los nuevos electos.

8.- La dotación de los vocales, será una congrua suficiente y no superflua, y no pasará por ahora de ocho mil pesos.

9.- Que los empleos sólo los Americanos los obtengan.

10.- Que no se admitan extranjeros, si no son artesanos capaces de instruir y libres de toda sospecha.

11.- Que los estados mudan costumbres y, por consiguiente, la patria no será del todo libre y nuestra mientras no se reforme el Gobierno, abatiendo el tiránico, sustituyendo el liberal, e igualmente echando fuera de nuestro suelo al enemigo Español, que tanto se ha declarado contra nuestra patria.

12.- Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.

13.- Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados, y que éstos sólo sean en cuanto al uso de su ministerio.

14.- Que para dictar una ley se haga junta de sabios en el número posible, para que proceda con más acierto y exonere de algunos cargos que pudieran resultarles.

15.- Que la esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud.

16.- Que nuestros puertos se franqueen á las naciones extranjeras amigas, pero que éstas no se internen al reino por más amigas que sean, y sólo habrá puertos señalados para el efecto, prohibiendo el desembarque en todos los demás, señalando el diez por ciento.

17.- Que a cada uno se le guarden las propiedades y respete en su casa como en un asilo sagrado señalando penas á los infractores.

18.- Que en la nueva legislación no se admita la tortura.

19.- Que en la misma se establezca por ley constitucional la celebración del día 12 de diciembre de todos los pueblos, dedicando a la patrona de nuestra libertad, María santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción mensual.

20.- Que las tropas extranjeras o de otro reino no pisen nuestro suelo, y si fuere en ayuda, no estarán donde la Suprema Junta.

21.- Que no hagan expediciones fuera de los límites del reino, especialmente ultramarinas; pero que no son de esta clase propagar la fe a nuestros hermanos de Tierra-dentro.

22.- Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que mas agobian y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos o otra carga igual, ligera que no oprima tanto, como la alcabala, el estanco, el tributo y otros; pues con esta ligera contribución y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empleados.

23.- Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída, recordando siempre el mérito del grande héroe, el señor don Miguel Hidalgo y su compañero don Ignacio Allende.

Repuestas en 21 de noviembre de 1813. Y por tanto quedan abolidas éstas, quedando siempre sujeto al parecer de su alteza serenísima.

Chilpancingo, 14 de septiembre de 1813

José María Morelos

PARTE DOS. ACTA DE INDEPENDENCIA ORIGINAL DEL IMPERIO MEXICANO

Compilador: David Gómez Salas

La nación mexicana que por trescientos años ni ha tenido voluntad propia, ni libre el uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido. Los heroicos esfuerzos de sus hijos han sido coronados y está consumada la empresa eternamente memorable que un genio superior a toda admiración y elogio, por el amor y gloria de su patria, principió en Iguala, prosiguió y llevó a cabo arrollando obstáculos casi insuperables.

Restituida, pues, cada parte del Septentrión al ejercicio de cuantos derechos le concedió el autor de la naturaleza, y reconociendo por inajenables y sagrados las naciones cultas de la tierra, en libertad de constituirse del modo que más convenga a su felicidad, y con representantes que pueden manifestar su voluntad y sus designios, comienza a hacer uso de tan preciosos dones y declara solemnemente por medio de la Junta Suprema del Imperio, que es una nación soberana e independiente de la antigua España, con la que en lo sucesivo no mantendrá otra unión que la de una amistad estrecha en los términos que prescriben los tratados; que entablará relaciones amistosas con las demás potencias, ejecutando respecto a ellas, cuantos actos pueden y están en posesión de ejecutar las otras naciones soberanas; que va a constituirse con arreglo a las bases que en el Plan de Iguala y Tratados de Córdoba estableció sabiamente el primer jefe del Ejército Imperial de las Tres Garantías, y en fin que sostendrá a todo trance y con sacrificio de los haberes y vidas de sus individuos (si fuere necesario) esta declaración hecha en la capital del imperio a 28 de septiembre de 1821, primero de la independencia mexicana".

Los miembros de la Suprema Junta Provisional Gubernativa:

- Don Antonio Joaquín Pérez Martínez, obispo de la Puebla de los Ángeles.

- Don Juan de O'Donojú, teniente general de los ejércitos españoles, Gran Cruz de las Órdenes de Carlos III y San Hermenegildo.

- Don José Mariano de Almanza, consejero de Estado.

- Don Manuel de la Bárcena, arcediano de la Santa Iglesia Catedral de Valladolid y gobernador de aquel obispado.

- Don Matías Monteagudo, rector de la Universidad Nacional, canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana de México y prepósito del Oratorio de San Felipe Neri.

- Don José Isidro Yáñez, oidor de la Audiencia de México.

- Don Juan Francisco Azcárate, abogado de la Audiencia de México y Síndico segundo del Ayuntamiento Constitucional.

- Don Juan José Espinosa de los Monteros, abogado de la Audiencia de México y agente fiscal de lo civil.

- Don José María Fagoaga, oidor honorario de la Audiencia de México.

- Don Miguel Guridi y Alcocer, cura de la Santa Iglesia del Sagrario de México.

- Don Francisco Severo Maldonado, cura de Mascota, en el Obispado de Guadalajara.

- Don Miguel Cervantes y Velasco, Marqués de Salvatierra y Caballero Maestrante de Ronda.

- Don Manuel de Heras Soto, Conde de Casa de Heras, teniente coronel retirado.

- Don Juan Lobo, comerciante, regidor antiguo de la ciudad de Veracruz.

- Don Francisco Manuel Sánchez de Tagle, regidor del Ayuntamiento y secretario de la Academia de San Carlos.

- Don Antonio Gama, abogado de la Audiencia y colegial mayor de Santa María de todos los Santos de México.

- Don José Manuel Sartorio, bachiller clérigo presbítero del Arzobispado.

- Don Manuel Velázquez de León, secretario que había sido del virreinato, intendente honorario de provincia, tesorero de bulas, nombrado en España director de Hacienda pública en México y consejero de Estado.

- Don Manuel Montes Argüelles, hacendado de Orizaba.

- Don Manuel Sotarriva, brigadier de los ejércitos nacionales, coronel del regimiento de infantería de la Corona y caballero de la Orden de San Hermenegildo.

- Don José Mariano Sandaneta, Marqués de San Juan de Rayas, Caballero de la Orden Nacional de Carlos III y vocal de la Junta de censura de libertad de imprenta.

- Don Ignacio García Illueca, abogado de la Audiencia de México, sargento mayor retirado y suplente de la diputación provincial.

- Don José Domingo Rus, oidor de la Audiencia de Guadalajara, natural de Venezuela.

- Don José María Bustamante, teniente coronel retirado.

- Don José María Cervantes y Velasco, coronel retirado. Fue Conde de Santiago Calimaya, cuyo título cedió a su hijo don José Juan Cervantes, por ser incompatible con otros mayorazgos.

- Don Juan María Cervantes y Padilla, coronel retirado, tío del anterior.

- Don José Manuel Velázquez de la Cadena, capitán retirado, señor de Villa de Yecla (España) y regidor del Ayuntamiento de México.

- Don Juan Horbegoso, coronel de los ejércitos nacionales.

- Don Nicolás Campero, teniente coronel retirado.

- Don Pedro José Romero de Terreros, Conde de Jala y Regla, Marqués de San Cristóbal y de Villa Hermosa de Alfaro, gentil hombre de cámara con entrada y capitán de albarderos de la guardia del Virrey.

- Don José María Echevers Valdivieso Vidal de Lorca, Marqués de San Miguel de Aguayo y Santa Olaya.

- Don Manuel Martínez Mancilla, oidor de la Audiencia de México.

- Don Juan B. Raz y Guzmán, abogado y agente fiscal de la Audiencia de México.

- Don José María Jáuregui, abogado de la Audiencia de México.

- Don Rafael Suárez Pereda, abogado de la Audiencia de México y juez de letras.

- Don Anastasio Bustamante, coronel del Ejército de Dragones de San Luis.

- Don Ignacio Icaza, que había sido jesuita.

- Don Manuel Sánchez Enciso.

Los miembros de la Regencia del Imperio:

- Agustín de Iturbide, Presidente.

- Juan O'Donojú, Segundo regente.

- Manuel de la Bárcena, Tercer regente.

- José Isidro Yañez, Cuarto regente.

- Manuel Velásquez de León, Quinto regente.

PARTE TRES. EL HIMNO NACIONAL Y LA TRAICIÓN DE SANTA ANNA Compilador David Gómez Salas

En 1853, Antonio López de Santa Anna convocó a un concurso Literario-Musical, para escribir "un canto verdaderamente patriótico que, adoptado por el Supremo Gobierno, sea constantemente el Himno Nacional".

La composición literaria ganadora fue "Volemos al combate, a la venganza, y el que niegue su pecho a la esperanza, hunda en el polvo la cobarde frente". El autor era el Maestro Francisco González Bocanegra, originario de San Luis Potosí.

La música ganadora compuesta por Juan Bottesini, no fue aceptada por el pueblo, por lo cual se lanzó otra convocatoria pública para elaborar composiciones musicales a la Letra de Francisco González Bocanegra. La composición musical ganadora tenía el epígrafe "Dios y Libertad" de Jaime Nunó, músico catalán que vivía a México.

El Himno Nacional fue interpretado por primera vez el 15 de Septiembre de 1854, en el teatro Santa Anna, después Teatro Nacional.

Letra original del Himno Nacional

Coro I

Mexicanos, al grito de guerra

el acero aprestad y el bridón,

y retiemble en sus centros la tierra

al sonoro rugir del cañón.

Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva

de la paz el arcángel divino,

que en el cielo tu eterno destino,

por el dedo de Dios se escribió;

Mas si osare un extraño enemigo,

profanar con su planta tu suelo,

piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo

un soldado en cada hijo te dio.

Coro II

En sangrientos combates los viste

por tu amor palpitando sus senos,

arrostrar la metralla serenos,

y la muerte o la gloria buscar.

Si el recuerdo de antiguas hazañas

de tus hijos inflama la mente,

los laureles del triunfo, tu frente

volverán inmortales a ornar.

Coro III

Como al golpe del rayo la encina

se derrumba hasta el hondo torrente,

la discordia vencida, impotente,

a los pies del arcángel cayó;

Ya no más de tus hijos la sangre

se derrame en contienda de hermanos

sólo encuentra el acero en tus manos

quien tu nombre sagrado insultó.

Coro IV

Del guerrero inmortal de Zempoala

te defienda la espada terrible,

y sostiene su brazo invencible

tu sagrado pendón tricolor;

El será el feliz mexicano

en la paz y en la guerra el caudillo,

porque él supo sus armas de brillo

circundar en los campos de honor.

Coro V

¡Guerra, guerra sin tregua al que intente

de la patria manchar los blasones!

¡Guerra, guerra! Los patrios pendones

en las olas de sangre empapad.

¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle

los cañones horrísonos truenen,

y los ecos sonoros resuenen

con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!

Coro VI

Antes, patria, que inermes tus hijos

bajo el yugo su cuello dobleguen,

tus campiñas con sangre se rieguen,

sobre sangre se estampe su pie.

Y tus templos, palacios y torres

se derrumben con hórrido estruendo,

y tus ruinas existan diciendo

de mil héroes la Patria aquí fue.

Coro VII

Si a la lid contra hueste enemiga

nos convoca la trompa guerrera,

de Iturbide la sacra bandera

¡Mexicanos! valientes seguid.

Y a los fieros bridones les sirvan

las vencidas enseñas de alfombra

los laureles del triunfo den sombra

a la frente del bravo adalid.

Coro VIII

Vuelva altivo a los patrios hogares

el guerrero a contar su victoria,

ostentando las palmas de gloria

que supiera en la lid conquistar.

Tornáranse sus lauros sangrientos

en guirnaldas de mirtos y rosas,

que el amor de las hijas y esposas

también sabe a los bravos premiar.

Coro IX

Y el que al golpe de ardiente metralla

de la patria en las aras sucumba,

obtendrá en recompensa una tumba

donde brille de gloria la luz.

Y de Iguala la enseña querida

a su espada sangrienta enlazada,

de laurel inmortal coronada,

formará de su fosa la cruz.

Coro X

¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran

exhalar en tus aras su aliento,

si el clarín con su bélico acento,

los convoca a lidiar con valor.

¡Para ti las guirnaldas de oliva!

¡Un recuerdo para ellos de gloria!

¡Un laurel para ti de victoria!

¡Un sepulcro para ellos de honor!

Coro (Fin del himno nacional)

En contraparte el poeta Ignacio Rodríguez Galván, que observaba las mentiras al pueblo y la traición a la patria de Antonio López de Santa Anna; escribió el poema siguiente:

Al Baile Del Señor Presidente

Autor: Ignacio Rodríguez Galván

Bailad mientras que llora

el pueblo dolorido,

bailad hasta la aurora

al compás del gemido

que a vuestra puerta el huérfano

hambriento lanzará.

¡Bailad! ¡Bailad!

Desnudez, ignorancia

a nuestra prole afrenta,

orgullo y arrogancia

con altivez ostenta,

y embrutece su espíritu

torpe inmoralidad.

¡Bailad! ¡Bailad!

Las escuelas inunda

turba ignorante y fútil,

que a su grandeza funda

en vedarnos lo útil,

y nos conduce hipócrita

por la senda del mal.

¡Bailad! ¡Bailad!

Soldados sin decoro

y sin saber nos celan,

adonde dan más oro

allá rápidos vuelan:

en la batalla tórtolas,

buitres en la ciudad.

¡Bailad! ¡Bailad!

Ya por Tejas avanza

el invasor astuto

su grito de venganza

anuncia triste luto

a la infeliz república

que al abismo arrastráis.

¡Bailad! ¡Bailad!

El bárbaro ya en masa

por nuestros campos entra,

a fuego y sangre arrasa

cuanto a su paso encuentra,

deshonra nuestras vírgenes,

nos asesina audaz.

¡Bailad! ¡Bailad!

Europa se aprovecha

de nuestra inculta vida,

cual tigre nos acecha

con la garra tendida,

y nuestra ruina próxima

ya celebrando está.

¡Bailad! ¡Bailad!

Bailad, oh, campeones

hasta la luz vecina,

al son de los cañones

de Tolemaida y China,

y de Argel a la pérdida

veinte copas vaciad.

¡Bailad! ¡Bailad!

Vuestro cantor en tanto

de miedo henchido el pecho

se vuelve en negro manto

en lágrimas deshecho

y prepara de México

el himno funeral.

¡Bailad! ¡Bailad!

PARTE CUATRO. HISTORIA DE UN CENTENARIO FORZADO

Compilador David Gómez Salas

Con motivo de las fiestas del Bicentenario de la Independencia de México, presento esta historia sobre el Centenario de la Consumación de la Independencia. (Fuente: El Desastre. José Vasconcelos Calderón. Fondo de Cultura Económica.)

Nunca he sido aficionado al billar ni a juego algo que desperdicie nuestro tiempo. El concepto del pasatiempo no tiene sentido ante tanta cosa interesante como la vida ofrece; pero a todo me he asomado; así es que conozco la jerga de la sala de billares de nuestra vieja capital. En torno a los jugadores suelen plantarse los mirones, por lo común vagos, entre los cuales sobresale algún profesional del ocio, tipo antipático importante; comienza a perder uno de los jugadores que antes llevaba alta la cuenta de las carambolas y, fatalista, exclama: Desde que llegó ese malhora -dirigiéndose al Intruso- no hago sino perder. Y se escuchan voces: Quítate, malhora; ahora, malhora. Tal es el malhora, uno que ni juega ni deja jugar y que trae, además, la mala suerte, la jettatura de los italianos.

En el primer Gabinete de Obregón había ministros laboriosos, bien intencionados y dedicados con ímpetu a su labor. El lunar era Pansi, que pronto se convirtió también en Malhora. He dicho que no persigo a Pansi con mis acusaciones por causa de rencor personal, que no lo tengo, y que de tenerlo no dedicaría a escritos que no destino al presente; pero el mismo relato demostrara al lector desapasionado que no podría eximirme de ocuparme del personaje sin que quedara trunco el tema, inexplicable, del curso adverso que pronto tomaron las cosas.

En el grupo que constituíamos los obregonistas, Pansi era un intruso odiado de todos y tolerado apenas por mí y por Villarreal. Calles lo detestaba y De la Huerta nunca lo pudo pasar. Hubo para ello causa específica. Se hallaba Pansi de ministro del carrancismo en París cuando ocurrió la caída y asesinato de don Venustiano. Y creyendo Pansi que aquel crimen tendría las repercusiones que provocó el sacrificio de Madero, siendo incapaz de distinguir entre la inmolación del justo y la muerte de un culpable, adelantó declaraciones encendidas en contra de los asesinos, señalando particularmente a los autores del plan de Agua Prieta: es decir: De la Huerta y Calles. Y Pansi mandó una renuncia, rara en su vida de burócrata, al Gobierno provisional que duró unos días, al ocupar don Pablo González la metrópoli. Los diarios dieron gran vuelo a la renuncia, que a las pocas horas era rectificada. Pues sabedor Pansi, a destiempo, que Obregón reaparecería como jefe del movimiento, apresuróse a retirarla con excusas. Pero no lo reinstalaron. Y por primera en muchos años quedó cesante. No es que le importara el sueldo; tanto dinero tenía que, aparte de buena casa en la Reforma, se había podido hacer de una colección de cuadros o copias de maestros, que más tarde vendió en cerca de cuatrocientos mil pesos; pero la idea de quedar fuera de la nueva situación le causaba amargura.

Y desde Europa empezó a escribirnos felicitándonos a los dos bobos, bonachones del régimen, Villarreal y yo, únicos que podíamos influir, por nuestra pureza, en el perdón de los pecados del prójimo. Y pronto se me presentó en la Universidad.

-Lléveme con De la Huerta -rogó, y de puro animal cedí, empezando por hablar con Alessio el secretario particular.

-Ay, Vasco; no sabe lo que acaba de hacer. Por este hombre tiene debilidad Obregón, a causa de que es insinuante y flexible…

El día de mañana Vasco, usted y yo vamos a tener que pedirle que nos consiga una audiencia con el Presidente, quienquiera que sea el Presidente.

No hice mayor caso de las advertencias de Alessió, y un día, por sorpresa casi, dejé a Pansi en la antesala y dije a De la Huerta: Si tiene tiempo a la salida, diga dos palabras a Pansi, que anda afligido no pide nada, solamente estrecharle la mano.

De la Huerta que es también un buenazo, accedió, delante de mí, y al finalizar los acuerdos, nos dirigirnos De la Huerta y yo a comer en Chapultepec, de paso dio a Pansi no sólo la mano, sino también el abrazo de la reconciliación.

Y todos sabíamos que la cosa era inevitable. Apenas subió a la Presidencia Obregón, Pansi resultó Ministro de Relaciones; había sido ya Ministro de todo; cuando Carranza, le llamaban el Comodín.

Pero no se hallaba satisfecho en Relaciones. Le tiraba a la Secretaría de Hacienda. Y la desgracia era que Obregón, por el fondo de su ánimo pensaba lo mismo, imaginaba que Pansi era un financiero. Sabe mucho de bancos, me había dicho una ocasión en que se mencionó a Pansi en una de las juntas que convocaba Obregón antes de asumir el mando.

Sin embargo, ante la influencia grande que su éxito en la Presidencia otorgaba De la Huerta, Pansi se conformó con el hueso, que lo era, de la cartera de Relaciones. No obstante la categoría protocolar, siempre ha sido un hueso para los políticos; primero, porque no tenemos propiamente cancillería, supeditado, como todo lo ha estado, a las indicaciones de Washington; y segundo, porque el despacho no da ocasión de negocios apreciables. ni siquiera de manejo de fondos en grande.

No hay negocios en Relaciones, reconoce todo el mundo; pero en el caso de Pansi no contábamos con su ingenio, digamos de una vez, con su genio. Humilde y con aires de niño culpable pero arrepentido, escuchaba Pansi las deliberaciones de los Consejos de Ministros, cruzadas las manos sobre el vientre y sonriendo a todos, con esa sonrisa perenne que Antonio Villarreal, en su misma cara, le bautizó con el nombre robado al cine de Hollywood: The Million Dollar Smile.

-A esa sonrisa debe usted todos sus éxitos -le decía Villarreal, y Pansi asentí. Por eso yo estuve cobrando sueldo de Ministro en Europa mientras usted y Vasconcelos se morían de hambre en el destierro, respondía Pansi y chupaba la pipa contento.

Pues de repente abandonó Pansi la pipa y la sonrisa para hablarnos, uno a uno y muy en serio, de un caso de patriotismo irrecusable.

-El próximo septiembre se cumplen cien años de la promulgación del Plan de Iguala, que determino nuestra Independencia de España.

En mil novecientos diez, el porfirismo había celebrado con boato el centenario del grito de Dolores, el inicio de la Independencia; pero ahora -alegaba Pansi- se trata de algo más importante, se trata de la consumación.

Y nadie le hacía caso; pero un día, en Consejo de Ministros nos dimos cuenta de que había logrado convencer a Obregón. Nunca me expliqué cómo un hombre de juicio tan despejado como Obregón se dejó llevar a fiestecitas, como no sea por la circunstancia de que Pansi no dejó ver al principio todo el alcance de sus planes. Cuando en el mencionado Consejo se invitó a los ministros a que nombrasen representantes en un Comité del Centenario que pronto comenzaría a funcionar, yo alegué que no tenía tiempo para fiestas, que en mi departamento había trabajo. De la Huerta Calles también se excusaron. Esto era lo que quería Pansi, porque de allí salió investido con facultades plenas para presidir él el Comité y organizarlo.

Y comenzó la Comisión del Centenario a hacer ruido y a gastar cimero. Se corrió invitación a todos los gobiernos de la Tierra: se prepararon desfiles militares, banquetes y representaciones teatrales. Para contentar a De la Huerta, aficionado al canto se le consultó y se le dejó contratar una compañía de ópera que dio funciones en un mal teatro, pero con personal en grande, llevado del Metropolitan, engalanado con la Mussio y no sé quiénes más, y buen repertorio, en parte ruso. Fue la única manifestación culta de todo un mes de saraos y comilonas tan continuados, que uno de los miembros de una delegación extranjera cayó muerto de apoplejía en pleno baile de Palacio.

Para acallarme a mí, el Comité proyectó una escuela que se llamaría del Centenario, y que pasadas las fiestas sería anexada a la Universidad. Establecieron la escuela en casa alquilada con dotación mezquina, a tal punto, que no la quise recibir de un modo formal:

-Carrancistas habían de ser ustedes los de Pansi -dije a la Comisión- para que osaran hablar de abrir una escuela sin hacer primero casa propia y adecuada.

Pero el alboroto de las Fiestas emborrachaba a la ciudad, deslumbraba a la República. No quise perder la ocasión de aprovechar aun esto para la propaganda de la labor educacional, en vísperas de la discusión de la Ley en el Congreso. De suerte que, sin desdecirme en mi negativa de asistir a banquetes oficiales y recepciones, tomé a mi cargo las sesiones de un Congreso de estudiantes latinoamericanos que se reunió aquel mes, y presidí recepciones universitarias sencillas en honor de huéspedes distinguidos que el Congreso llevó al país, tales como José Eustasio Rivera, el novelista de La Vorágine; don Ramón del Valle Inclán, y el Ministro colombiano Restrepo.

Sin embargo, el balance de las fiestas nos fue altamente desfavorable. Cuando me presenté un sábado, como de costumbre, a cobrar a De la Huerta los cuarenta mil pesos de la raya para la obra del Ministerio y las escuelas nuevas, me previno:

-Ya no emprenda nuevas obras porque estamos en apuros de dinero. Las fiestecitas de Pansi, comprendiendo los gastos extraordinarios de Guerra para equipo y vestuario de las tropas que han hecho desfiles, maniobras, nos cuestan once millones de pesos.

Mantenía De la Huerta en caja un saldo favorable de dieciséis millones: esa reserva estaba agotada. El gran empuje constructivo de los inicios de la administración obregonista sufrió su primer tropiezo por causa de Pansi. el Malhora de la administración, que no teniendo qué hacer casi en Relaciones, se había inventado el negocio del patriotismo retrospectivo.

Nunca se habían conmemorado los sucesos del Plan de Iguala y la proclamación de Iturbide, ni volvieron a conmemorarse después. Aquel Centenario fue una humorada costosa. Y un comienzo de la desmoralización que sobrevino más tarde.

PARTE CINCO. LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO Y LA EDUCACIÓN

Autor: Por David Gómez Salas

México traicionado, cercenado y explotado de sus recursos naturales por sus gobernantes. De 1824 a 2010.


¿Qué nos queda de México? ¿Donde quedó aquella gran patria? Nos subsiste un México muy dominado en territorio y en aspiraciones. Resultado de errores y traiciones que nos ha costado la pérdida de la mayor parte del territorio. Un país que agota sus recursos naturales, y que depende del exterior en alimentos, energéticos, tecnología, maquinaria y equipo.

La educación ha sido saboteada por conveniencia de las dictaduras, de los acaparadores corruptos, y por los creadores de monopolios. Quienes trabajan para tener un país con mano de obra barata, mal pagada. Sujeta a las decisiones del capital. Un país con una decena de los hombres más ricos de la tierra; y cerca de 60 millones de pobres, mal alimentados y sin acceso al conocimiento.

El único camino posible para superar esta calamidad es la educación. Crecer en talento sería el objetivo (temido por gobernantes y monopolizadores). Hacer de los mexicanos el recurso más valioso que la extensión territorial. Celebremos el bicentenario de la independencia estudiando y trabajando cotidianamente a favor de la educación. Esa es la fiesta grande, la que producirá alegría más duradera.

Por lo anterior, reproduzco a continuación la explicación de José Vasconcelos sobre el escudo de la Universidad Nacional Autónoma de México y su lema "Por mi raza hablará el espíritu"

Fue aprobado por unanimidad en la sesión celebrada por el Consejo de Educación el 27 de abril de 1921. El rector José Vasconcelos Calderón presentó la propuesta para sustituir el escudo anterior, por el actual. Texto de la propuesta:

Considerando que a la Universidad Nacional corresponde definir los caracteres de la cultura mexicana, y teniendo en cuenta que en los tiempos presentes se opera un proceso que tiende a modificar el sistema de organización de los pueblos, substituyendo las antiguas nacionalidades, que son hijas de la guerra y la política, con las federaciones constituidas a base de sangre e idioma comunes, lo cual va de acuerdo con las necesidades del espíritu, cuyo predominio es cada día mayor en la vida humana, y a fin de que los mexicanos tengan presente la necesidad de fundir su propia patria con la gran patria Hispano-Americana que representará una nueva expresión de los destinos humanos; se resuelve que el Escudo de la Universidad Nacional consistirá en un mapa de la América Latina con la leyenda "Por mi raza hablará el espíritu"; se significa en este lema la convicción de que la raza nuestra elaborará una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima. Sostendrán el es codo un águila y un cóndor apoyado todo en una alegoría de lo volcanes y el nopal azteca.

En noviembre de 1954, José Vasconcelos explica ante la Confederación Nacional de Estudiantes, entre otras cosas, lo siguiente:

¿Qué es el escudo? El escudo es, en primer lugar, una protesta en contra de aquel pequeñito anhelo que arrodillaba a la juventud en lo que se llamó el altar de la patria jacobina. Altar sin Dios y sin santos. Altar en que muchas veces el caudillo sanguinario ha suplantado al héroe y al santo. Altar que, en todo caso, está cerrado con techos de concreto a la penetración de los efluvios que vienen de lo alto. Y luego, ¿cuál patria?; no la grande que compartimos con nuestros mayores del imperio universal español, sino la muy reducida en el territorio y en la ambición, que es el resultado de los errores del periodo de formación que nos costara la pérdida de Texas y de California. Después de la Revolución, que tantas esperanzas engendró porque no se ligaba con ningún pasado sombrío; porque en sus comienzos no intentaba continuar la Reforma sino rectificar la Reforma, resultaba indispensable provocar el crecimiento del alma nacional. Y ya que no podíamos reconquistar territorios geográficos. No quedaba otro recurso que romper horizontes y ensanchar el espacio ideal por donde el amor, ya que no la fuerza, pudiera conquistar heredades del espíritu, más valiosas a menudo que la disputada soberanía territorial. El paso inmediato, en consecuencia, era obvio: reemprender el esfuerzo ya secular pero abandonado y saboteado por las dictaduras nacionalistas, de ligar nuestro destino con los países de nuestra estirpe española, en el resto del continente.

La independencia del sur, con Bolívar, con San Martín, había engendrado no sólo nacioncitas, a lo liberal británico; también había inventado el anhelo de constituir con los pueblos afines por el lenguaje y la religión, federaciones nacionales poderosas. Nosotros no pudimos conservar ni siquiera la confianza de Centroamérica, a efecto de haber construido una vigorosa federación del norte, aliada con el grupo disperso de los pueblos ilustres de Las Antillas. Todo por culpa de las dictaduras y de la confusión doctrinaria de la Reforma, que en su odio a España, nos deformó el patriotismo subordinado al recorte territorial y a la mentira de una soberanía fingida.

Rota, desde hacía tiempo, nuestra solidaridad con los hermanos de la América Española y de España, un sentimiento reducido e intoxicado además de falsas patrioterías, mantuvo en opresión nuestros pechos hasta que la Revolución despertó exigencias nobles, informes. Ensancharlas era el deber de la Universidad. Símbolo gráfico de esta eclosión del alma mexicana, fue el diseño del escudo entonces nuevo, cuya historia estoy describiendo. Consta el escudo de dos elementos inseparables: el mapa de América Española que encierra en su fondo, y el lema que le da sentido. Por encima del encuadramiento, un águila y un cóndor reemplazan el águila bifronte del viejo escudo del Imperio Español de nuestros padres. Ahora, en el escudo, el águila representa a nuestro México legendario, y el cóndor recuerda la epopeya colectiva de los pueblos hermanos del continente.

Figurada de esta suerte la unidad de nuestra raza, sólo faltaba pedir al Verbo una expresión que marcara la ruta de los destinos comunes. Me vino ésta, de súbito, y fue la voz de un anhelo que se rehacía en la Universidad y había de retumbar por todos los confines de la lengua: es el lema un compromiso quizás demasiado ambicioso.

POR M RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU, es decir, deberemos ser algo que signifique en el mundo. Y en primer lugar dije raza porque la tengo, la tenemos. Nuestra raza, por la sangre, a se sabe, es doble, pero sólo en México, en el Perú, en el Ecuador, donde hay indios. En el resto de América nuestra raza es una mezcla de base latina, española e italiana que no excluye una sola de las variedades del hombre; ni el negro del Brasil, ni el chino de las costas peruanas. Una raza compuesta que lo será más aún en el futuro. De allí la tesis de la raza cósmica que implícitamente está con tenida en el escudo y que hoy anuncian historiadores como Toyn bee, como fatal conglomeración humana en todo el planeta. Pero por lo pronto, hay que comenzar recordando que somos latinos. Dentro de lo latino, nos impelen hacia adelante los gérmenes de las más preciadas civilizaciones: el alma helénica y el milagro judío-cristiano, el derecho de la Roma pagana y la obra civiliza dora de la Roma católica.

En nuestro abolengo hay nombres envidiados de todas las naciones, como Dante Alighieri, magno poeta de todos los tiempos. En nuestro pensamiento hay torres como Santo Tomás y San Buenaventura. Y particularmente en la América nuestra, del Paraguay a California, es el cordón franciscano la disciplina de la obra civilizadora que todavía se prolonga y que no hubiera alcanzado realización sin el esfuerzo quijotesco que guió la Conquista. Raza es, en suma, todo lo que somos por el espíritu: la grandeza de Isabel la Católica, la Contrarreforma de Felipe II que nos salvó del calvinismo, la emancipación americana que nos evitó la ocupación inglesa intentada en Buenos Aires y en Cartagena y que, con Bolívar, fijó el carácter español y católico de los pueblos nuevos. Nuestra raza es, asimismo, toda la presente cultura moderna de la Argentina, con el brío constructor de los chilenos, la caballerosidad y galanura de Colombia, y la reciedumbre de los venezolanos. Nuestra raza se expresa en la doctrina política de Lucas Alamán, en los versos de Rubén Darío y en el verbo iluminado de José Martí. Todo esto es lo que el lema contiene y coordina para en caminarlo hacia la grandeza imperial. Nos despierta el emblema el orgullo fecundo y la ambición noble de los pueblos que no se contentan con recibir hecha la historia sino que la engendran, la conforman, le imprimen grandeza. Quise, en fin, dar a los jóvenes por meta, en vez de la patria chica que nos dejó el liberalismo, la patria grande de nuestros parentescos continentales.

PARTE SEIS. EXTRAVÍOS EN LA VIDA INDEPENDIENTE

Por David Gómez salas

Doscientos años de saqueos

Traiciones, demagogia y engaños

De gobiernos ladrones y tiranos

Esfumaron al imperio mexicano

Nos queda un territorio mutilado

Sin petróleo y contaminado

Desforestado, erosionado

Sin riquezas y sobre explotado

Una economía subrogada

Por los gringos manejable

Externamente controlada

Y un FOBAPROA impagable

En educación y salud, reprobados

Servicios públicos privatizados

Escasa tecnología y ciencia

¿Dónde está la independencia?

domingo, 14 de febrero de 2010

Costosa fiesta por el Centenario de la Independencia. Por David Gómez Salas

Presento una historia que muestra la existencia de motivos no muy patrióticos, para organizar “Fiestecitas”, como las conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia de México.
El relato se refiere a la celebración forzada del Centenario de la Consumación de la Independencia. Fue escrito por José Vasconcelos Calderón. En la obra titulada “El desastre”, publicada por el Fondo de Cultura Económica y otras editoriales.

UN CENTENARIO FORZADO. José Vasconcelos Calderón

Nunca he sido aficionado al billar ni a juego algo que desperdicie nuestro tiempo. El concepto del pasatiempo no tiene sentido ante tanta cosa interesante como la vida ofrece; pero a todo me he asomado; así es que conozco la jerga de la sala de billares de nuestra vieja capital. En torno a los jugadores suelen plantarse los mirones, por lo común vagos, entre los cuales sobresale algún profesional del ocio, tipo antipático importante; comienza a perder uno de los jugadores que antes llevaba alta la cuenta de las carambolas y, fatalista, exclama: Desde que llegó ese malhora —dirigiéndose al Intruso— no hago sino perder. Y se escuchan voces: Quítate, malhora; ahora, malhora. Tal es el malhora, uno que ni juega ni deja jugar y que trae, además, la mala suerte, la jettatura de los italianos.

En el primer Gabinete de Obregón había ministros laboriosos, bien intencionados y dedicados con ímpetu a su labor. El lunar era Pansi, que pronto se convirtió también en Malhora. He dicho que no persigo a Pansi con mis acusaciones por causa de rencor personal, que no lo tengo, y que de tenerlo no dedicaría a escritos que no destino al presente; pero el mismo relato demostrara al lector desapasionado que no podría eximirme de ocuparme del personaje sin que quedara trunco el tema, inexplicable, del curso adverso que pronto tomaron las cosas.
En el grupo que constituíamos los Obregonistas, Pansi era un intruso odiado de todos y tolerado apenas por mí y por Villarreal. Calles lo detestaba y De la Huerta nunca lo pudo pasar. Hubo para ello causa específica. Se hallaba Pansi de ministro del carrancismo en París cuando ocurrió la caída y asesinato de don Venustiano. Y creyendo Pansi que aquel crimen tendría las repercusiones que provocó el sacrificio de Madero, siendo incapaz de distinguir entre la inmolación del justo y la muerte de un culpable, adelantó declaraciones encendidas en contra de los asesinos, señalando particularmente a los autores del plan de Agua Prieta: es decir: De la Huerta y Calles. Y Pansi mandó una renuncia, rara en su vida de burócrata, al Gobierno provisional que duró unos días, al ocupar don Pablo González la metrópoli. Los diarios dieron gran vuelo a la renuncia, que a las pocas horas era rectificada. Pues sabedor Pansi, a destiempo, que Obregón reaparecería como jefe del movimiento, apresuróse a retirarla con excusas. Pero no lo reinstalaron. Y por primera en muchos años quedó cesante. No es que le importara el sueldo; tanto dinero tenía que, aparte de buena casa en la Reforma, se había podido hacer de una colección de cuadros o copias de maestros, que más tarde vendió en cerca de cuatrocientos mil pesos; pero la idea de quedar fuera de la nueva situación le causaba amargura.
Y desde Europa empezó a escribirnos felicitándonos a los dos bobos, bonachones del régimen, Villarreal y yo, únicos que podíamos influir, por nuestra pureza, en el perdón de los pecados del prójimo. Y pronto se me presentó en la Universidad.
—Lléveme con De la Huerta —rogó, y de puro animal cedí, empezando por hablar con Alessio el secretario particular.
—Ay, Vasco; no sabe lo que acaba de hacer. Por este hombre tiene debilidad Obregón, a causa de que es insinuante y flexible…
El día de mañana Vasco, usted y yo vamos a tener que pedirle que nos consiga una audiencia con el Presidente, quienquiera que sea el Presidente.
No hice mayor caso de las advertencias de Alessio, y un día, por sorpresa casi, dejé a Pansi en la antesala y dije a De la Huerta: Si tiene tiempo a la salida, diga dos palabras a Pansi, que anda afligido no pide nada, solamente estrecharle la mano.
De la Huerta que es también un buenazo, accedió, delante de mí, y al finalizar los acuerdos, nos dirigirnos De la Huerta y yo a comer en Chapultepec, de paso dio a Pansi no sólo la mano, sino también el abrazo de la reconciliación.
Y todos sabíamos que la cosa era inevitable. Apenas subió a la Presidencia Obregón, Pansi resultó Ministro de Relaciones; había sido ya Ministro de todo; cuando Carranza, le llamaban el Comodín.
Pero no se hallaba satisfecho en Relaciones. Le tiraba a la Secretaría de Hacienda. Y la desgracia era que Obregón, por el fondo de su ánimo pensaba lo mismo, imaginaba que Pansi era un financiero. Sabe mucho de bancos, me había dicho una ocasión en que se mencionó a Pansi en una de las juntas que convocaba Obregón antes de asumir el mando.
Sin embargo, ante la influencia grande que su éxito en la Presidencia otorgaba De la Huerta, Pansi se conformó con el hueso, que lo era, de la cartera de Relaciones. No obstante la categoría protocolar, siempre ha sido un hueso para los políticos; primero, porque no tenemos propiamente cancillería, supeditado, como todo lo ha estado, a las indicaciones de Washington; y segundo, porque el despacho no da ocasión de negocios apreciables. ni siquiera de manejo de fondos en grande.
No hay negocios en Relaciones, reconoce todo el mundo; pero en el caso de Pansi no contábamos con su ingenio, digamos de una vez, con su genio. Humilde y con aires de niño culpable pero arrepentido, escuchaba Pansi las deliberaciones de los Consejos de Ministros, cruzadas las manos sobre el vientre y sonriendo a todos, con esa sonrisa perenne que Antonio Villarreal, en su misma cara, le bautizó con el nombre robado al cine de Hollywood: The Million Dollar Smile.
—A esa sonrisa debe usted todos sus éxitos —le decía Villarreal, y Pansi asentí. Por eso yo estuve cobrando sueldo de Ministro en Europa mientras usted y Vasconcelos se morían de hambre en el destierro, respondía Pansi y chupaba la pipa contento.
Pues de repente abandonó Pansi la pipa y la sonrisa para hablarnos, uno a uno y muy en serio, de un caso de patriotismo irrecusable.
—El próximo septiembre se cumplen cien años de la promulgación del Plan de Iguala, que determino nuestra Independencia de España. En mil novecientos diez, el porfirismo había celebrado con boato el centenario del grito de Dolores, el inicio de la Independencia; pero ahora —alegaba Pansi— se trata de algo más importante, se trata de la consumación
Y nadie le hacía caso; pero un día, en Consejo de Ministros nos dimos cuenta de que había logrado convencer a Obregón. Nunca me expliqué cómo un hombre de juicio tan despejado como Obregón se dejó llevar a fiestecitas, como no sea por la circunstancia de que Pansi no dejó ver al principio todo el alcance de sus planes. Cuando en el mencionado Consejo se invitó a los ministros a que nombrasen representantes en un Comité del Centenario que pronto comenzaría a funcionar, yo alegué que no tenía tiempo para fiestas, que en mi departamento había trabajo. De la Huerta Calles también se excusaron. Esto era lo que quería Pansi, porque de allí salió investido con facultades plenas para presidir él el Comité y organizarlo.
Y comenzó la Comisión del Centenario a hacer ruido y a gastar cimero. Se corrió invitación a todos los gobiernos de la Tierra: se prepararon desfiles militares, banquetes y representaciones teatrales. Para contentar a De la Huerta, aficionado al canto se le consultó y se le dejó contratar una compañía de ópera que dio funciones en un mal teatro, pero con personal en grande, llevado del Metropolitan, engalanado con la Mussio y no sé quiénes más, y buen repertorio, en parte ruso. Fue la única manifestación culta de todo un mes de saraos y comilonas tan continuados, que uno de los miembros de una delegación extranjera cayó muerto de apoplejía en pleno baile de Palacio.
Para acallarme a mí, el Comité proyectó una escuela que se llamaría del Centenario, y que pasadas las fiestas sería anexada a la Universidad. Establecieron la escuela en casa alquilada con dotación mezquina, a tal punto, que no la quise recibir de un modo formal:
—Carrancistas habían de ser ustedes los de Pansi —dije a la Comisión— para que osaran hablar de abrir una escuela sin hacer primero casa propia y adecuada.
Pero el alboroto de las Fiestas emborrachaba a la ciudad, deslumbraba a la República. No quise perder la ocasión de aprovechar aun esto para la propaganda de la labor educacional, en vísperas de la discusión de la Ley en el Congreso. De suerte que, sin desdecirme en mi negativa de asistir a banquetes oficiales y recepciones, tomé a mi cargo las sesiones de un Congreso de estudiantes latinoamericanos que se reunió aquel mes, y presidí recepciones universitarias sencillas en honor de huéspedes distinguidos que el Congreso llevó al país, tales como José Eustasio Rivera, el novelista de La Vorágine; don Ramón del Valle Inclán, y el Ministro colombiano Restrepo.
Sin embargo, el balance de las fiestas nos fue altamente desfavorable. Cuando me presenté un sábado, como de costumbre, a cobrar a De la Huerta los cuarenta mil pesos de la raya para la obra del Ministerio y las escuelas nuevas, me previno:
—Ya no emprenda nuevas obras porque estamos en apuros de dinero. Las fiestecitas de Pansi, comprendiendo los gastos extraordinarios de Guerra para equipo y vestuario de las tropas que han hecho desfiles, maniobras, nos cuestan once millones de pesos.
Mantenía De la Huerta en caja un saldo favorable de dieciséis millones: esa reserva estaba agotada. El gran empuje constructivo de los inicios de la administración Obregonista sufrió su primer tropiezo por causa de Pansi. el Malhora de la administración, que no teniendo qué hacer casi en Relaciones, se había inventado el negocio del patriotismo retrospectivo.
Nunca se habían conmemorado los sucesos del Plan de Iguala y la proclamación de Iturbide, ni volvieron a conmemorarse después. Aquel Centenario fue una humorada costosa. Y un comienzo de la desmoralización que sobrevino más tarde.