Lupita, dulce muñeca querida,
tu espíritu es inquebrantable.
Eres excelente esposa y madre,
eres el gran amor de mi vida.
Eres hermosa de rostro y alma,
eres hija y hermana, ejemplar.
Irradias ternura y suave calma.
Por ti, comprendí lo que es amar.
Poesía a la carta
David Gómez Salas
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