estaban: un violento león
y un torturado cristiano.
El león cuidado y sano.
Maltratado y débil, el cristiano.
Al cristiano lo enterraron
sin compasión, ni pena.
Solo su cabeza
quedó fuera de la arena.
El león que estaba libre
y super sano,
se lanzó sobre la cabeza
del cristiano.
Este movió el cuello,
esquivó el ataque;
y arrancó un testículo
al león, con un mordisco.
El público protestó
que moviera el cuello.
Con llantos reclamó,
tal atropello...
Historias callejeras
David Gómez Salas
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