En mi huerto,
durante el verano,
en las noches, consumido,
con desgano;
al terminar mi trabajo,
me acostaba conforme
y lleno de ilusiones,
sobre una piedra enorme.
La luna preciosa
y sensible lo notó.
Y mi admiración por ella,
mal interpretó.
Se enamoró de mí
y partir de ahí,
solo hubo luna llena,
Plenilunio, para mí.
La linda luna
fue mi inspiración.
Hice mil poesías,
por esa razón.
Tardé en comprender
su dulce mirada;
y darme cuenta que,
de mí, estaba enamorada.
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