Socorro, luz de mi vida
Aquí, en este panteón
Te digo con devoción:
Gracias, hermana querida
Por tratarme siempre con amor
Por tu honestidad y bondad 
Por tu sentido de lealtad
Por tu dulzura y buen humor 
Me cuidaste cuando fui niño 
Cuando te necesité, siempre estuviste 
Me confortaste cuando estuve triste 
Y cuando callé, me comprendiste 
Mi segunda madre, te llamé
Por ser tan buena conmigo
Y de corazón, te digo:
Gracias por haber existido
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario