Arriésgate
Autor David Gómez Salas
No estés triste amigo,
en tu entorno existen
más de cien mil mujeres,
es grande la oportunidad.
Por lo tanto no te desesperes
es muy baja la posibilidad
de vivir en soledad.
Si los casos totales,
son todos los sucesos posibles,
igualmente verosímiles.
Y los casos favorables son
sucesos posibles, con
un particularidad adicional.
La probabilidad de que algo suceda
se calcula con una simple división:
el número de casos favorables
entre el número de casos totales.
Sirva esta explicación.
En un volado, puede suceder;
águila o sol.
La probabilidad
de obtener un sol, es:
uno entre dos.
Recuerda lo que ahora ves.
En dos volados puede suceder.
Primero águila y después sol.
Primero sol y después águila.
Dos veces sol
Dos veces águila
La probabilidad
de obtener un sol, es:
tres entre cuatro
Y ahora ¿Cómo lo ves?
Por eso mi triste amigo,
te digo:
No te desesperes,
no estarás en soledad,
intenta con mil mujeres...
apuesta a la probabilidad.
jueves, 30 de septiembre de 2010
Leo y escribo Autor David Gómez Salas
Leo y escribo
por disfrutar
mi existencia.
Al leer y escribir
vivo sin límites,
mezclo fantasías
con la ciencia.
Viajo por el tiempo
y en Dios, pienso.
Doy rienda suelta
al amor
y buen humor.
Al espacio infinito
convierto
subconjunto del amor.
Me apasiono por:
mi patria,
mi planeta,
mi familia,
mis amigos,
y mis queridos muertos
...siempre vivos.
por disfrutar
mi existencia.
Al leer y escribir
vivo sin límites,
mezclo fantasías
con la ciencia.
Viajo por el tiempo
y en Dios, pienso.
Doy rienda suelta
al amor
y buen humor.
Al espacio infinito
convierto
subconjunto del amor.
Me apasiono por:
mi patria,
mi planeta,
mi familia,
mis amigos,
y mis queridos muertos
...siempre vivos.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Juego de basquetbol. Por David Gómez Salas
Juego de basquetbol
Autor David Gómez Salas
El sábado fui a ver un juego
de basquetbol ¡Que emoción!
Al inicio del juego observé
tranquilidad en la afición.
Que de inmediato cambió
cuando avanzó el partido.
Los rostros sonrientes
se volvieron agresivos.
Para empezar el gerente
del equipo anfitrión,
continuamente gritaba
¡Maldito arbitro ladrón!
El equipo visitante alcanzó
veinte puntos de ventaja,
Pero el equipo de casa
no esta hecho de paja
y con mucho pundonor
casi empata el marcador.
El final estuvo cardiaco
el público delirante
bebía como cosaco
y gritaba anhelante.
A tres segundos del final
el equipo local
el balón recuperó
y tiempo fuera, pidió.
Para planear una jugada
que con un tiro de tres puntos
el marcador empatara.
El equipo contendiente
la alineación cambió
retiró a sus jugadores altos
y a los más veloces, metió.
Todo el público sabía
que anotar solo dos puntos,
al equipo local no le servía.
Cuando el equipo de casa
puso la pelota en juego,
con velocidad el adversario
les robó la bola, luego.
Y entre gritos y alaridos
terminó este partido.
Quedo contento el visitante
y el público… enardecido.
Autor David Gómez Salas
El sábado fui a ver un juego
de basquetbol ¡Que emoción!
Al inicio del juego observé
tranquilidad en la afición.
Que de inmediato cambió
cuando avanzó el partido.
Los rostros sonrientes
se volvieron agresivos.
Para empezar el gerente
del equipo anfitrión,
continuamente gritaba
¡Maldito arbitro ladrón!
El equipo visitante alcanzó
veinte puntos de ventaja,
Pero el equipo de casa
no esta hecho de paja
y con mucho pundonor
casi empata el marcador.
El final estuvo cardiaco
el público delirante
bebía como cosaco
y gritaba anhelante.
A tres segundos del final
el equipo local
el balón recuperó
y tiempo fuera, pidió.
Para planear una jugada
que con un tiro de tres puntos
el marcador empatara.
El equipo contendiente
la alineación cambió
retiró a sus jugadores altos
y a los más veloces, metió.
Todo el público sabía
que anotar solo dos puntos,
al equipo local no le servía.
Cuando el equipo de casa
puso la pelota en juego,
con velocidad el adversario
les robó la bola, luego.
Y entre gritos y alaridos
terminó este partido.
Quedo contento el visitante
y el público… enardecido.
martes, 28 de septiembre de 2010
El futbol. Autor: David Gómez Salas
En el área el delantero
en lugar de tirar a gol.
finge que le cometen falta
y deja de jugar futbol.
Se tira al suelo
y hace gestos de dolor.
Patético se muestra
en el rol de mal actor.
Y si el árbitro no marca
la falta que no existió,
lo insulta con groserías,
todo porque no le creyó.
Sin técnica, los pases
para adelante, falla.
Mejor da pase al compañero
que al lado de él se halla,
o regresa el balón al portero
y hace aburrido el juego.
No domina el esférico,
ni dribla ningún rival.
Y si tira a gol, es frecuente,
que no se entere el portero
del equipo contendiente.
Como intenta lo predecible
el rival adivina
sus anunciadas jugadas,
y eso le da mucha mohína.
Le interceptan los pases
que no salen de la cancha,
reacciona con violencia
y cobra dura venganza.
Cuando lo amonestan
por golpear con alevosía,
al arbitro insolencias grita,
y señales obscenas, le envía.
Al terminar el juego
con exceso se embriaga
y declara a la afición,
que su vida: es privada.
(Privada de educación)
No hay técnica,
ni creatividad
y a nivel profesional
abunda la vulgaridad.
Después de los fracasos,
entrenador y jugadores,
molestos explican su caso:
Perdimos por mala suerte,
pero merecíamos ganar.
Tuvimos muchas llegadas,
solo nos faltó anotar.
Estaba muy alto el pasto
y el balón muy lento corría.
Estaba muy corto el pasto
y saltar, los pies me dolían.
El gol tempranero
nos obligó a cambiar
el plan del juego.
La suerte los ayudó,
tuvimos dos errores,
y el rival no perdonó.
¡Que horror!
El arbitro vendido
influyó en el marcador…
En resumen,
la cancha seca o el lodo
la suerte, el arbitro o el público
tienen la culpa de todo.
Saque usted su conclusión
¿Avanzará el futbol,
sin honor, ni educación?
David Gómez Salas
http://blogs.monografias.com/noticiencias
en lugar de tirar a gol.
finge que le cometen falta
y deja de jugar futbol.
Se tira al suelo
y hace gestos de dolor.
Patético se muestra
en el rol de mal actor.
Y si el árbitro no marca
la falta que no existió,
lo insulta con groserías,
todo porque no le creyó.
Sin técnica, los pases
para adelante, falla.
Mejor da pase al compañero
que al lado de él se halla,
o regresa el balón al portero
y hace aburrido el juego.
No domina el esférico,
ni dribla ningún rival.
Y si tira a gol, es frecuente,
que no se entere el portero
del equipo contendiente.
Como intenta lo predecible
el rival adivina
sus anunciadas jugadas,
y eso le da mucha mohína.
Le interceptan los pases
que no salen de la cancha,
reacciona con violencia
y cobra dura venganza.
Cuando lo amonestan
por golpear con alevosía,
al arbitro insolencias grita,
y señales obscenas, le envía.
Al terminar el juego
con exceso se embriaga
y declara a la afición,
que su vida: es privada.
(Privada de educación)
No hay técnica,
ni creatividad
y a nivel profesional
abunda la vulgaridad.
Después de los fracasos,
entrenador y jugadores,
molestos explican su caso:
Perdimos por mala suerte,
pero merecíamos ganar.
Tuvimos muchas llegadas,
solo nos faltó anotar.
Estaba muy alto el pasto
y el balón muy lento corría.
Estaba muy corto el pasto
y saltar, los pies me dolían.
El gol tempranero
nos obligó a cambiar
el plan del juego.
La suerte los ayudó,
tuvimos dos errores,
y el rival no perdonó.
¡Que horror!
El arbitro vendido
influyó en el marcador…
En resumen,
la cancha seca o el lodo
la suerte, el arbitro o el público
tienen la culpa de todo.
Saque usted su conclusión
¿Avanzará el futbol,
sin honor, ni educación?
David Gómez Salas
http://blogs.monografias.com/noticiencias
lunes, 27 de septiembre de 2010
El hambre. Autor: David Gómez Salas
Vaya cruel bicentenario
que mi patria festejó,
ni una duda nos quedó,
aquí va mi comentario
La gran clase política;
de mi patria, propietaria;
es frívola, estrafalaria,
egoísta y sibarítica.
Experta en discriminar
esta mafia prepotente,
sangrona y mala gente,
a los pobres mando a volar.
Los pobres no celebraron,
siempre están damnificados.
Y estos días, inundados,
con hambre se la pasaron.
que mi patria festejó,
ni una duda nos quedó,
aquí va mi comentario
La gran clase política;
de mi patria, propietaria;
es frívola, estrafalaria,
egoísta y sibarítica.
Experta en discriminar
esta mafia prepotente,
sangrona y mala gente,
a los pobres mando a volar.
Los pobres no celebraron,
siempre están damnificados.
Y estos días, inundados,
con hambre se la pasaron.
martes, 7 de septiembre de 2010
La serpiente. Autor David Gómez Salas
La serpiente
Autor David Gómez Salas
Al abrir los ojos, lo primero que vi frente a mi, fue una serpiente con la cabeza levantada del suelo. Me había quedado dormido en mi huerto, sentado en una silla, a un lado de las plantas de tomate. Desperté oportunamente, apenas tuve tiempo de aventarme para atrás, de espalda, para esquivar la mordida de la serpiente. La víbora solo alcanzó morder una pata de la silla derribada.
Me incorporé de inmediato y corrí a buscar el azadón o algo para matarla, nada había cerca. Guardaba las herramientas en una bodega ubicada a 30 metros de distancia. Cuando regresé con el azadón la víbora ya no estaba.
Antes ya me había encontrado con esa serpiente varias veces. Una vez me siguió a distancia dentro del invernadero. Otra vez la encontré bajo un árbol de aguacate, cuando estaba desyerbando. En fin la vi varias veces. Un día encontré en la arena, su vieja piel, la cambió en la orilla del invernadero.
No la mates, me dijo Francisco, cuando le conté sobre esos encuentros. Quizás sea un Alicante, no atacan al humano; se alimentan de roedores. Es probable que se haya sentido atacada por tus movimientos bruscos, y por eso te atacó. Yo no las mato en mi rancho, nunca me han atacado.
Otro día caminaba de la bodega al pozo, esta vez con el azadón en la mano y me encuentro otra vez una serpiente de casi dos metros de largo. Seguí mi camino al pozo, pensé que no debía de matarla, que era inofensiva. Pero por curiosidad regresé a observarla.
Hace muchos años un herpetólogo me había comentado que las víboras son serpientes con colmillos largos y puntiagudos, que en ocasiones los enseñan para asustar al posible atacante. Las serpientes con cabeza triangular son venenosas, me dijo.
Bueno, me acerqué a la serpiente y me detuve a tres metros de distancia, ella me observó levantó la parte superior de su cuerpo, con la cabeza en alto, a 30 centímetros de altura, me miraba fijamente sacando varias veces su lengua con dos puntas.
Por miedo, decidí matarla, pero la serpiente había preparado la parte posterior de su cuerpo para atacar. Así que debía acercarme con cuidado y estar alerta para esquivar su mordida, en caso que ella atacara primero. Total, con un azadón que mide un metro de largo, me dispuse a matarla.
Me aproximé a la víbora y levanté el azadón alto, abaniqué de derecha a izquierda, la serpiente eludió el golpe con un movimiento hacia atrás; inmediatamente regresé el golpe ahora de izquierda a derecha, y lo eludió de la misma forma. Resbalé porque el suelo estaba mojado y caí al piso, a menos de un metro de ella.
Con toda la adrenalina en mi cuerpo, me incorporé de inmediato, pensando que la tendría encima. Sin embargo, la serpiente huyó y todavía alcancé a lanzarle el azadón y pegarle en la cola. La serpiente furiosa mordió en palo del azadón y se fue rumbo al río.
A partir de ese día presentí que esa serpiente tarde o temprano me mataría. Era su territorio antes de que yo llegara a cultivarlo.
Imagino que por eso, posteriormente la víbora me había atacado aquella tarde que me quedé dormido junto al tomate.
Por fin otra tarde decidí buscar a la serpiente y terminar con su amenaza. Mi amigo el biólogo Rubén, me había platicado cuando caminábamos en la montaña del Ajusco, que a las serpientes les gustaba esconderse entre la hierba alta y seca. La busqué alrededor de un transformador y unas bombas de riego, donde se me dificulta podar y en época de lluvias crece un tipo de pasto largo, como enredadera. Veo que ahí se guardan arañas y ratas. Estas últimas alimento de las serpientes.
Me puse guantes y botines, y comencé a arrancar el pasto a jalones. No hay espacio para cortarlo con machete o con la desbrozadora de hilo. Además hay tubos de PVC y cables conductores de energía eléctrica que no deben dañarse. Así que con las manos quite los montones de pasto con fuerza y cortando cuidadosamente el pasto con una navaja, cuando no se arrancaba con los jalones. Poco a poco empecé a ver el fondo.
Cuando encontré dos arañas venenosas llamadas capulinas (son arañas negras, que tienen en la panza la figura de un reloj de arena, color rojo naranja), supe que era probable que ahí estuviera la serpiente, porque las alimañas se juntan. Es una ley de la naturaleza.
Y ahí estaba, escuché su cascabel (srsrsr, srsrsr) advirtiéndome que me alejara. No esperé nada, de inmediato, antes que se desenrollara la golpeé muchas veces en la cabeza con la punta de un palo, ya moribunda la llevé a golpes a un área más amplia y ahí la golpeé con una pala.
Esa tarde noche del miércoles dejé la víbora muerta en mi terreno y me fui a casa. El viernes en la mañana cuando regresé al huerto, la peste era insoportable, le eché cal y el sol hizo el resto. Bendito sol deshidratador.
Autor David Gómez Salas
Al abrir los ojos, lo primero que vi frente a mi, fue una serpiente con la cabeza levantada del suelo. Me había quedado dormido en mi huerto, sentado en una silla, a un lado de las plantas de tomate. Desperté oportunamente, apenas tuve tiempo de aventarme para atrás, de espalda, para esquivar la mordida de la serpiente. La víbora solo alcanzó morder una pata de la silla derribada.
Me incorporé de inmediato y corrí a buscar el azadón o algo para matarla, nada había cerca. Guardaba las herramientas en una bodega ubicada a 30 metros de distancia. Cuando regresé con el azadón la víbora ya no estaba.
Antes ya me había encontrado con esa serpiente varias veces. Una vez me siguió a distancia dentro del invernadero. Otra vez la encontré bajo un árbol de aguacate, cuando estaba desyerbando. En fin la vi varias veces. Un día encontré en la arena, su vieja piel, la cambió en la orilla del invernadero.
No la mates, me dijo Francisco, cuando le conté sobre esos encuentros. Quizás sea un Alicante, no atacan al humano; se alimentan de roedores. Es probable que se haya sentido atacada por tus movimientos bruscos, y por eso te atacó. Yo no las mato en mi rancho, nunca me han atacado.
Otro día caminaba de la bodega al pozo, esta vez con el azadón en la mano y me encuentro otra vez una serpiente de casi dos metros de largo. Seguí mi camino al pozo, pensé que no debía de matarla, que era inofensiva. Pero por curiosidad regresé a observarla.
Hace muchos años un herpetólogo me había comentado que las víboras son serpientes con colmillos largos y puntiagudos, que en ocasiones los enseñan para asustar al posible atacante. Las serpientes con cabeza triangular son venenosas, me dijo.
Bueno, me acerqué a la serpiente y me detuve a tres metros de distancia, ella me observó levantó la parte superior de su cuerpo, con la cabeza en alto, a 30 centímetros de altura, me miraba fijamente sacando varias veces su lengua con dos puntas.
Por miedo, decidí matarla, pero la serpiente había preparado la parte posterior de su cuerpo para atacar. Así que debía acercarme con cuidado y estar alerta para esquivar su mordida, en caso que ella atacara primero. Total, con un azadón que mide un metro de largo, me dispuse a matarla.
Me aproximé a la víbora y levanté el azadón alto, abaniqué de derecha a izquierda, la serpiente eludió el golpe con un movimiento hacia atrás; inmediatamente regresé el golpe ahora de izquierda a derecha, y lo eludió de la misma forma. Resbalé porque el suelo estaba mojado y caí al piso, a menos de un metro de ella.
Con toda la adrenalina en mi cuerpo, me incorporé de inmediato, pensando que la tendría encima. Sin embargo, la serpiente huyó y todavía alcancé a lanzarle el azadón y pegarle en la cola. La serpiente furiosa mordió en palo del azadón y se fue rumbo al río.
A partir de ese día presentí que esa serpiente tarde o temprano me mataría. Era su territorio antes de que yo llegara a cultivarlo.
Imagino que por eso, posteriormente la víbora me había atacado aquella tarde que me quedé dormido junto al tomate.
Por fin otra tarde decidí buscar a la serpiente y terminar con su amenaza. Mi amigo el biólogo Rubén, me había platicado cuando caminábamos en la montaña del Ajusco, que a las serpientes les gustaba esconderse entre la hierba alta y seca. La busqué alrededor de un transformador y unas bombas de riego, donde se me dificulta podar y en época de lluvias crece un tipo de pasto largo, como enredadera. Veo que ahí se guardan arañas y ratas. Estas últimas alimento de las serpientes.
Me puse guantes y botines, y comencé a arrancar el pasto a jalones. No hay espacio para cortarlo con machete o con la desbrozadora de hilo. Además hay tubos de PVC y cables conductores de energía eléctrica que no deben dañarse. Así que con las manos quite los montones de pasto con fuerza y cortando cuidadosamente el pasto con una navaja, cuando no se arrancaba con los jalones. Poco a poco empecé a ver el fondo.
Cuando encontré dos arañas venenosas llamadas capulinas (son arañas negras, que tienen en la panza la figura de un reloj de arena, color rojo naranja), supe que era probable que ahí estuviera la serpiente, porque las alimañas se juntan. Es una ley de la naturaleza.
Y ahí estaba, escuché su cascabel (srsrsr, srsrsr) advirtiéndome que me alejara. No esperé nada, de inmediato, antes que se desenrollara la golpeé muchas veces en la cabeza con la punta de un palo, ya moribunda la llevé a golpes a un área más amplia y ahí la golpeé con una pala.
Esa tarde noche del miércoles dejé la víbora muerta en mi terreno y me fui a casa. El viernes en la mañana cuando regresé al huerto, la peste era insoportable, le eché cal y el sol hizo el resto. Bendito sol deshidratador.
sábado, 4 de septiembre de 2010
Amo este lugar. Autor David Gómez Salas
Amo este lugar
Autor David Gómez Salas
Al grito de: ¡Música maestros!
Se incrementan mis placeres
¡Viva Aguascalientes, mmm!
¡Que lindas son sus mujeres!
Es la tierra de la gente buena
Los que aquí nacieron, lo dicen
Pero hay locos que con sus actos
Este dicho, contradicen.
Por ejemplo, hay atletas
que por sentirse “aguzados”
estacionan sus autos
en lugares reservados
para nuestros discapacitados.
Amo este lugar y además,
sé que los buenos son más.
Y si llueve, hay graciosos:
que alegres y juguetones,
en la calle, con sus autos,
bañan a los peatones.
Amo este lugar y además,
sé que los buenos son más.
Otros odian a los chilangos
y al forastero quebrantan.
¿Como van a venir más turistas?
Si a los que vienen, espantan.
Amo este lugar y además,
sé que los buenos son más.
Por eso es mi interés,
que más gente sepa,
que el Aguascalentense es:
Gente de buena cepa.
En paisajes, dicen los expertos,
no hay sitio en el mundo
con más bellos atardeceres.
Pues concluyo, meditabundo:
Me gustan aún más sus mujeres
Amo este lugar y además:
¡Por sus mujeres, lo amo más!
Autor David Gómez Salas
Al grito de: ¡Música maestros!
Se incrementan mis placeres
¡Viva Aguascalientes, mmm!
¡Que lindas son sus mujeres!
Es la tierra de la gente buena
Los que aquí nacieron, lo dicen
Pero hay locos que con sus actos
Este dicho, contradicen.
Por ejemplo, hay atletas
que por sentirse “aguzados”
estacionan sus autos
en lugares reservados
para nuestros discapacitados.
Amo este lugar y además,
sé que los buenos son más.
Y si llueve, hay graciosos:
que alegres y juguetones,
en la calle, con sus autos,
bañan a los peatones.
Amo este lugar y además,
sé que los buenos son más.
Otros odian a los chilangos
y al forastero quebrantan.
¿Como van a venir más turistas?
Si a los que vienen, espantan.
Amo este lugar y además,
sé que los buenos son más.
Por eso es mi interés,
que más gente sepa,
que el Aguascalentense es:
Gente de buena cepa.
En paisajes, dicen los expertos,
no hay sitio en el mundo
con más bellos atardeceres.
Pues concluyo, meditabundo:
Me gustan aún más sus mujeres
Amo este lugar y además:
¡Por sus mujeres, lo amo más!
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