jueves, 21 de febrero de 2013

Antivenenos desarrollados en México


Una nueva generación de antivenenos de alta eficiencia, que responde de manera específica contra las toxinas de la picadura de alacrán, fue desarrollada en la UNAM, con apoyo de la empresa mexicana Laboratorios Silanes, S.A. de C.V.

Lourival Domingos Possani Postay, investigador emérito del Instituto de Biotecnología (IBt) de esta casa de estudios, desarrolló, con ingeniería genética, un sistema de producción de proteínas híbridas recombinantes que funcionan como inmunógenos para generar antivenenos contra la picadura de alacrán.

Tras 38 años de trabajo en el IBt, la última década de manera conjunta con Laboratorios Silanes S.A. de C.V., la tecnología se transfirió a esa farmacéutica, que financió parcialmente la investigación y producirá los antídotos en caballos.

“Esta transferencia es producto de haber estudiado durante todos estos años y descubrir cuáles son los péptidos productores del veneno, clonar los genes que codifican para esos péptidos y desarrollar híbridos de proteína que, conjuntamente con las del veneno, son inyectadas y funcionan como un buen inmunógeno”, explicó Possani, en conferencia de medios.

Lo que hacemos, abundó, es sustituir el uso del veneno homogeneizado y crudo del alacrán, en el que hay muchas proteínas extrañas y se distrae la respuesta inmune, por otras híbridas que contienen las toxinas del veneno que causan daño, con lo que enfocamos la respuesta inmune en el caballo. Es una nueva generación de antígenos capaces de generar un antiveneno que protege contra la picadura del alacrán.

Recientemente se firmó el convenio de transferencia y licenciamiento de la tecnología, a través del cual la farmacéutica mexicana adquiere los derechos de uso de las clonas preparadas por el grupo de Possani. El proyecto cuenta con la participación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, mediante su programa INNOVATEC.

El secretario Académico de la Coordinación de la Investigación Científica, Miguel Lara Flores, subrayó que esta transferencia muestra el estado actual de ese subsistema universitario, que ha incorporado a sus líneas de trabajo áreas emergentes y nuevas tecnologías.

“La UNAM es capaz de hacer investigación de alta calidad, y eso nos capacita para la innovación y el desarrollo tecnológico”, destacó.

En su oportunidad, Antonio López de Silanes, presidente Ejecutivo de Grupo Silanes, indicó que son una empresa mexicana, líder mundial en antivenenos.

“En México se puede hacer investigación y desarrollo tecnológico. La Universidad Nacional es el principal ente de investigación de la nación, con una enorme capacidad de trabajo, buenos laboratorios y excelentes investigadores”, añadió.

El nuevo paso de este proyecto será sustituir los venenos y los caballos para “humanizar” los fármacos con componentes totalmente sintéticos, desarrollados en laboratorio.

Científico precursor

Precursor en la investigación en este ámbito, Possani ha estudiado por 38 años los componentes de las toxinas de diferentes especies de alacranes, su estructura y función, cuya actividad ha reportado en más de 200 artículos. Su laboratorio es referente internacional en la materia y realiza colaboraciones con colegas de 30 países de los cinco continentes.

Con la participación de más de 80 estudiantes con tesis terminadas, el universitario ha podido identificar las toxinas del veneno de estos arácnidos, responsables de la sintomatología de intoxicación por su picadura.

Entre los hallazgos más importantes destaca el de que las toxinas del veneno de alacrán son péptidos de bajo peso molecular que causan problemas médicos porque reconocen y alteran el funcionamiento de canales iónicos en las membranas de células excitables, especialmente nervio y músculo, lo que genera problemas respiratorios o cardiacos, dos de las causas clínicas más importantes y responsables de la muerte de algunas personas picadas.

Tan sólo en los últimos tres años, en nuestro territorio se han registrado más de 280 mil casos anuales de individuos picados; no obstante, la existencia de antivenenos contra sus toxinas ha servido para salvar muchas vidas.

El antiveneno es fabricado por dos laboratorios en el país, uno es el Instituto Bioclón S.A. de C.V., subsidiario de los Laboratorios Silanes S.A. de C.V.

Es producido en caballos, que se inmunizan con cantidades crecientes de veneno crudo, y en el momento que están superinmunizados, se obtiene su sangre, se separa el suero y se trata con enzimas. La fracción que contiene las inmunoglobulinas se purifica y se emplea como antídoto.

El existente en el mercado, producido por Silanes, se conoce por el nombre de “Alacramyn”, y utiliza como componente activo un fragmento de inmunoglobulina F(ab)2’, por esta razón ya no se llama “suero”, pero sí “faboterápico”, término aceptado por la farmacopea mexicana.

Alacramyn es purificado a partir del suero, es muy seguro y su uso ha reducido a menos de 100 fallecimientos por picadura de alacrán, que entre 1970 y 1985 causaron cerca de 800 decesos anuales.

Profundizan conocimiento

Profundizar en el conocimiento de la estructura química de las toxinas del veneno de alacrán y descubrir que son pocos los componentes que pueden causar la muerte, propició que los investigadores de Biotecnología seleccionaran sólo los componentes tóxicos para producir el inmunógeno, con el que se protege el caballo, en lugar de usar el veneno crudo, que es complejo y se obtiene mediante el uso de gran cantidad de esos arácnidos, con posibles desequilibrios ecológicos en los sitios donde son colectados.

Además, al ser pocos los híbridos recombinantes que se utilizan, se contribuye a enfocar la respuesta inmune por el equino. Los experimentos están protegidos por patentes y serán también objeto de transferencia y licenciamiento a los Laboratorios Silanes.

Possani adelantó que al analizar el veneno del alacrán, se descubrió que los péptidos observados también pueden ser empleados como antibióticos y antipalúdicos, toda vez que atacan el desarrollo del Plasmadium, especie causante de la malaria o paludismo. Sin embargo, esa investigación está en una etapa inicial.

FUENTE: Boletín UNAM-DGCS-108 Ciudad Universitaria . 18 de febrero de 2013

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